El Ayuntamiento de Huesca ha completado el habitual cambio estacional en diferentes parterres y jardineras de la ciudad, una actuación que renueva el paisaje urbano de cara al invierno mediante la plantación de 5.700 flores procedentes del vivero de la Diputación Provincial y 3.280 bulbos cuyas floraciones se disfrutarán en primavera.

Las nuevas plantaciones pueden verse ya en las torres florales del Coso, el parterre de plaza Navarra, el estanque central del Parque Miguel Servet o el Monumento a los Caídos. Entre las especies utilizadas destacan los bulbos de narcisos, jacintos, tulipanes y ajos ornamentales, así como pensamientos en diversas tonalidades (azul liso, amarillo, blanco, morado o combinaciones bicolores). Aunque la flor de temporada aún es poco visible porque acaba de instalarse, alcanzará su máximo esplendor en unos meses, coincidiendo con la floración de los bulbos.

En paralelo, los parterres oscenses continúan evolucionando hacia modelos más resilientes y sostenibles. Lo interesante es que se avanza hacia la conservación de cobertura vegetal verde durante todo el año, gracias a la maestría del equipo municipal de jardines, cuyo nivel técnico en el manejo de estas plantaciones es excepcional.

La UTE encargada del mantenimiento ha realizado asimismo el cambio estacional en las 42 jardineras colgantes del centro de la ciudad y del barrio Perpetuo Socorro, donde se mantiene una vegetación estable a lo largo del tiempo y se incorpora flor de invierno (en esta ocasión, ciclamen) para aportar color en la temporada fría.

Mientras se alcanza el apogeo de la flor de invierno, la ciudad ofrece otros atractivos naturales. Una de las claves de la gestión de la infraestructura verde urbana de Huesca es que numerosos parterres ya no necesitan reposición estacional. Tras años de selección de especies adaptadas, muchos de ellos han llegado a un estado de clímax, conservando una cobertura vegetal de interés durante todo el año. Entre estos espacios consolidados se encuentran el parterre junto al estanque de los patos, los situados en la entrada del parque a ambos lados de la estatua del rey y los riñones del acceso a las pajaritas, que destacan por su autosuficiencia y por fomentar una jardinería más biodiversa y resiliente.

La ciudad cuenta también con floraciones otoñales naturales ligadas a los alcorques vivos, especialmente visibles en la lobularia presente en la avenida de las Carmelitas y en la ronda Misericordia. Esta especie continúa en flor durante el otoño y aporta un toque aromático y delicado en plena temporada fría. Su presencia se ve reforzada por la espectacular caída de la hoja de los ginkgos, que genera un paisaje urbano de gran belleza donde contrastan los tonos dorados del arbolado con las manchas blancas y perfumadas de la lobularia.

Además de embellecer la ciudad, estas floraciones contribuyen a la presencia de insectos beneficiosos, que encuentran refugio en los meses desfavorables y ayudan en primavera a combatir plagas como el pulgón antes de que afecten a los árboles. La vegetación en los alcorques, además, mejora la calidad del suelo al mantenerlo más aireado y rico en nutrientes, favoreciendo un mejor desarrollo del arbolado urbano.