La campana de la ciudad, Juana Paciencia, puede admirarse ya en el Palacio Consistorial
La presentación de la restauración se llevó a cabo ayer, en el Palacio Consistorial
Carlos Garcés explica los detalles de la campana restaurada

La campana Juana Paciencia, que fue campana de la ciudad, ha regresado al Palacio Consistorial. Oscenses y visitantes pueden admirarla en el patio de este edificio. La campana fue fundida en 1576 por el campanero de Broto Juan de la Rosada. 

Como presentación de la restauración, se celebró en el Ayuntamiento un acto cultural, en el que intervino la alcaldesa, Lorena Orduna y el historiador Carlos Garcés, entre otros menesteres estudioso y divulgador de la historia del edificio municipal.

Actuó el grupo aragonés Modern Barroque, con un programa de música y danza de la segunda mitad del siglo XVI.

Este acto tuvo lugar en el Colegio de Santiago y, posteriormente, los asistentes, pudieron trasladarse hasta el lugar donde estaba expuesta de campana, donde Carlos Garcés reforzó la explicación sobre esta singular pieza.

La alcaldesa, Lorena Orduna, señaló que la recuperación de la campana es una muestra de afecto “por nuestra historia y nuestro patrimonio”. “Recuperar una campana que fue un modo fundamental de comunicar a la población pero que cayó en el olvido demuestra el aprecio por la Huesca que fue”.

“A partir de hoy, merced a una saludable decisión del equipo de gobierno anterior, una decisión que debemos celebrar, Juana Paciencia volverá a tener un lugar de honor en la Casa Consistorial,”, agregó. “No por su función, pero sí como símbolo. Aunque ahora sin sonido, volverá a ser testigo del quehacer de la ciudad, del tránsito de los ciudadanos por esta casa de todos”.

Carlos Garcés explicó que en 1576, el Concejo oscense decidió fabricar “una campana muy buena” para el edificio del Ayuntamiento, cuya realización encomendó al campanero de Broto Juan de la Rosada. La campana fue llamada Juana Paciencia. Su primer nombre se debe seguramente a que su bendición y elevación al tejado se produjo el 14 de junio, diez días antes de San Juan Bautista. Y el segundo lo recibió de Santa Paciencia, la madre de San Lorenzo, el patrón de Huesca, según las tradiciones oscenses.

También se refirió a la ornamentación de la campana:

- Una inscripción con el apellido del campanero (Rosada), el año (1576) y los nombres de los miembros del concejo que ordenaron su fabricación.

- Veinticuatro representaciones del escudo que Huesca tuvo del siglo XIII al XVI, formado por la muralla y la muesca.

- Una gran cruz sobre gradas, cuatro escenas religiosas (un Calvario, una Virgen con el Niño, Jesús como Varón de Dolores o Cristo de Piedad en el sepulcro y el arcángel san Miguel alanceando al demonio) y el comienzo del himno Te Deum (“Te Deum laudamus”) repetido nueve veces.

La campana indicaba con sus sones que se reunía el tribunal del justicia de Huesca (la primera autoridad municipal junto con el prior de jurados). Y se tocaba también “a repique de guerra” en situaciones de peligro, para que los oscenses se concentraran ante la casa consistorial con sus armas. 

En 1612, al finalizarse la fachada de ladrillo del Ayuntamiento, Juana Paciencia fue instalada en la torre derecha, donde permaneció hasta hace pocas décadas. 

Por otra parte, señaló que En el año 1576 en que se fundió la campana se imprimió también el primer libro en Huesca. La imprenta había llegado a la ciudad el año anterior gracias a la Universidad. El primer impresor fue Juan Pérez de Valdivielso, natural de Lanaja, y el libro impreso en 1576 fueron unos comentarios en latín a la lógica y la dialéctica de Aristóteles, obra de Juan Gascón, uno de los profesores de la Universidad oscense.

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