Sexo con lógica
¿Dónde está el sexo? A ver quién es el listo o la lista que sabe responder a esta pregunta. Desde luego que para muchos está en la entrepierna. Por eso piensan que eso del "sexo" es algo que se "practica" o que se "hace", igual que hacemos los deberes, vemos la televisión o salimos de paseo. En este caso, para esas personas, el "sexo" sería una "tarea" que se practica con los genitales. Puede que en ello haya algo de cierto, aunque yo personalmente creo que en realidad muy poco. De hecho, de estar en algún sitio, eso que llamamos sexo está sobre todo en nuestras cabezas. En ellas están las emociones, los sentimientos, las pasiones -del amor al odio- y los pequeños placeres, las sensaciones, las ilusiones, los proyectos, los deseos, las fantasías, los miedos, los gustos y un montón de cosas más que configuran ese universo sexual que somos cada uno de nosotros.
Y es que lo que no deberíamos olvidar nunca es que el sexo no es algo que se hace sino algo que, antes que nada, se "siente" y que también se "piensa". Lo de que se siente, seguro que nadie me lo discute y no voy a entrar en ello. Además lo que se siente o el modo en que se siente es algo muy personal y especial para cada persona. Lo que quiero sugerir aquí es lo importante que es pensar y aprender sobre estos temas.
Es verdad que hay unos cuantos chicos y chicas sueltos por ahí que no se paran a pensar y reflexionar ni sobre el sexo ni sobre nada; pero la mayoría de nosotros, gente más o menos sensata, les damos muchas vueltas a estas cuestiones que tan importantes son en nuestras vidas. Aplicar el pensamiento, la reflexión y la crítica a las cosas de nuestro cuerpo, nuestros deseos, placeres, amores, proyectos, relaciones... es una actividad inteligente y necesaria para vivir de una manera medianamente grata y feliz. Si hay algo que nos distingue de los animales es sin duda nuestra inigualable capacidad para pensar sobre las cosas y, sobre todo, para hacerlo con lógica, con sentido común, con seriedad. El sexo nos hace mucha gracia y hacemos chistes con facilidad sobre él. Eso está muy bien. Pero también deberíamos saber tomárnoslo con la seriedad que se merece. Aplicar la lógica, el conocimiento, el pensamiento al mundo de la sexualidad es algo que vale la pena.
Además el hacerlo de este modo nos suele ayudar, si no a evitar todos los problemas, sí al menos a impedir que éstos se hagan más grandes y sobre todo a buscarles soluciones más eficaces. Y es que si hay algún momento en que uno le da más vueltas a este asunto es sin duda cuando hay algo que le preocupa, le inquieta, le pone triste, le da miedo o le hace sufrir. Es entonces cuando el pensar con talento se hace más urgente, más importante todavía para buscar soluciones y salir de ese mal rollo que podemos estar viviendo. La mayoría de las veces, con esos pequeños problemas o quebraderos de cabeza que a todos nos da la sexualidad, podemos apañarnos solos o bien buscando ayuda en amistades, en libros u otros lugares. A veces con esto es suficiente. Pero en otras ocasiones apetece o incluso es necesario el saber buscar una ayuda profesional especializada que nos pueda ayudar a encontrar un remedio a eso que nos trae de cabeza.
El poder contar con un asesoramiento sexológico es algo que puede resultar de gran utilidad en un momento u otro de nuestra vida. Somos seres sexuados, hombres o mujeres, que se desean, se aman, conviven y, a veces, se reproducen. Esto, que de entrada es un valor positivo, a veces es origen de problemas, dificultades y temores que puede merecer la pena compartir con alguien preparado para ello. La vergüenza o el temor que a todos nos pueda dar acudir a estos profesionales, han de ser superados con madurez para solucionar ciertas cuestiones. Ese esfuerzo puede merecer la pena.
Agustín Malón Marco.
Sexólogo.
Asesoría sexológica del Ayuntamiento de Huesca.